En el siglo pasado, solo cuatro erupciones –tres en el Caribe y una en Colombia– acabaron con la vida de unas 67.000 personas. El potencial destructivo de los volcanes es indiscutible, pero estos gigantes de la naturaleza tienen también una cara mucho más amable que pasa desapercibida.
Su actividad geológica y bioquímica genera los ingredientes necesarios para la vida y favorece el desarrollo de diferentes especies animales. Además, esta fuente de energía resulta útil para el hombre, pues es la base de energía geotérmica.
Los romanos ya utilizaron las propiedades ignífugas y resistentes de los productos volcánicos para construir hormigón y hoy los seguimos empleando en un sinfín de materiales, desde ladrillos hasta dispositivos de litio.

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