Aunque ambos sean mundos de hielo, la principal diferencia entre la Antártida y el Ártico es la soberanía. El continente antártico no pertenece a ningún país. Las pretensiones territoriales se congelaron en 1961 con la entrada en vigor del Tratado Antártico, que consagró la región polar como un territorio utilizado exclusivamente para fines pacíficos y que da libertad a los Estados para que realicen investigación científica.
El Ártico sí tiene dueños. Esta inhóspita región que se extiende alrededor del Polo Norte hasta el círculo polar ártico incluye zonas de Noruega, Suecia, Finlandia, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca (a través de Groenlandia) e Islandia. Son los considerados Estados árticos. Cinco de ellos, además, convergen en el océano Glacial Ártico. Son Noruega, Rusia, Estados Unidos, Canadá y Dinamarca.
Este océano, cubierto tradicionalmente por gigantescas masas de hielo, puede ser el epicentro de un nuevo escenario geopolítico. El aumento de las temperaturas como consecuencia del calentamiento global ha hecho transitables durante más períodos de tiempo sus dos principales rutas: la del mar del Norte y el paso del Noroeste.
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