En París, entre el ritmo frenético de clases, seminarios y sesiones de investigación, un grupo de estudiantes del Instituto Henri Poincaré –centro de matemáticas adscrito a la Sorbona– estableció un paréntesis diario: un café por la tarde que sirviera para que alumnos de doctorado y otros investigadores pusieran en común sus avances e intereses.
Ángela Capel (Linares, 1992), que en ese momento se encontraba en el instituto francés por una estancia de investigación, participó de forma asidua en esos encuentros informales. «Fue la parte más productiva de la estancia», recuerda. De vuelta a España, al Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) donde estudiaba su doctorado, se propuso seguir el ejemplo francés y poner en marcha un encuentro para jóvenes matemáticos.

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