Luis lleva tiempo durmiendo en la calle. Lo más duro es “la frialdad de la noche y el maltrato de la gente”, afirma. El desprecio, los insultos y la agresividad son una constante en su día a día. A sus 51 años, recuerda con tristeza cómo una vez, exhausto tras caminar sin rumbo, el dueño de un bar le negó un vaso de agua. “Esas cosas son las que van deteriorando tu autoestima”, reconoce.
Luis –cuyo nombre real prefiere ocultar– trabajó muchos años como veterinario en su país, Cuba, y esos conocimientos médicos se notan en la manera en que describe lo que le ocurre. “Me diagnosticaron una enfermedad renal crónica y me empezaron a hacer un tratamiento sustitutivo de hemodiálisis. En esas condiciones no podía estar en la calle”, relata. Por eso se encuentra en el centro de acogida Carmen Sacristán (Madrid) de RAIS Fundación.
Puedes leer el reportaje completo en la revista ‘Muy Estar Bien’ de marzo, de ‘Muy Interesante’.