El lluvioso verano de 1816, en una villa cercana al lago Lemán, al norte de los Alpes, sirvió de inspiración a la escritora británica Mary Shelley (30 de agosto de 1797- 1 de febrero de 1851) para gestar el considerado como el primer libro de ciencia ficción: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). En la novela, el estudiante de Medicina Víctor Frankenstein crea un nuevo ser uniendo diferentes partes de cadáveres. Dos siglos después, la idea sigue siendo pura ficción, aunque en numerosos laboratorios sí se experimenta con quimeras, animales formados por órganos de distintas especies. El objetivo es lograr generar tejidos y órganos que puedan trasplantarse al cuerpo humano.

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