En plena época de conquistas y grandes expediciones, con los carruajes y navíos como medios de transporte, una mente prodigiosa soñaba con un mundo que estaba por llegar. Inventos que hoy en día nos sirven para surcar los cielos, o para sumergirnos en el mar, ya estaban en la cabeza de Leonardo da Vinci, (15 de abril de 1452–2 de mayo de 1519), el hombre del Renacimiento. Hijo ilegítimo de un noble italiano, desde pequeño se interesó por el dibujo, que no abandonaría nunca, y al que se sumarían la filosofía, la arquitectura, la ingeniería, la anatomía, la botánica y todo lo que le despertaba curiosidad.

Arranco nueva colaboración con Materia-OpenMind. Puedes leer el artículo completo en castellano y en inglés.