Mucho antes de que los españoles la trajeran a Europa, los pueblos andinos cultivaban patata en los altiplanos de los Andes. Su capacidad para crecer en lugares inhóspitos, junto al potencial de las nuevas técnicas de edición genética, la convierten en la candidata perfecta para resistir las condiciones extremas del cambio climático.
Puedes leer el reportaje completo en el número de abril de Muy Interesante.