Hace más de cien años que la luz artificial iluminó una calle por primera vez y las ciudades emprendieron una carrera para ser las primeras en iluminación nocturna. Hoy, astrónomos y biólogos denuncian las altas tasas de contaminación lumínica en España. Solo La Palma goza de una bóveda limpia, gracias a los más de 20 años de su Ley del Cielo, establecida poco después de que la isla albergara el Observatorio del Roque de Los Muchachos. Las demás regiones apenas cumplen la legislación, obviando las consecuencias biológicas, económicas y sanitarias que acarrea.

Puedes leer el reportaje completo en la agencia SINC o en el suplemento de ciencia Tercer Milenio, del Heraldo de Aragón.