Hasta el siglo XVIII el latín fue la lengua indiscutible en la que se hacía la ciencia. Pioneros como Galileo empezaron a publicar textos en otros idiomas para que les entendiera el pueblo. Las dos guerras mundiales y la superioridad económica de Estados Unidos consiguieron que el nuevo idioma científico fuera el inglés. El brexit, nuevas potencias como China o los traductores automáticos pueden hacer que se tambalee su hegemonía.

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