Nos acompañan desde la infancia pero siguen siendo un misterio para la ciencia. Los investigadores desconocen cuál es la función exacta de esas pesadillas que nos desvelan e inquietan a partes iguales. Podrían ser una forma de canalizar las emociones mal procesadas, un mecanismo de defensa u oscuros resquicios de lo vivido durante el día. Si son muy frecuentes, pueden convertirse en un trastorno. Exploramos nuestro reverso más tenebroso.

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