El amor es a las canciones del verano lo que la ginebra al gin-tonic. A nadie se le escapa que cuando nos enamoramos, una revolución de hormonas se adueña de nuestro raciocinio y hace que nos sintamos en otra dimensión. El cóctel químico del amor provoca que se nos disparen neurotransmisores y hormonas como la dopamina (responsable de la euforia) y la oxitocina (la culpable del apego). El bueno de Enrique Iglesias y Gente de Zona lo cantaron en 2014 en su exitoso Bailando. «Con tu física y tu química y también tu anatomía…». Efectivamente, en el amor hay mucha física y mucha química.

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